Por Ignacio Sainz

QUIJOTES… ¡GALOS!

En la cuarta edición de Merindades aparecieron por Loma de Montija (Burgos), ocho pilotos con sus novias y esposas a correr la prueba. Fueron unos de los 900 inscritos. ¡900! Eran vascofranceses, que repitieron la carrera en varias ediciones hasta que la licencia, aunque ellos tenían licencias del país vecino, también tenían que sacársela española. Muy caro les resultaba y dejaron de acudir.

En un prado cercano al paddock acampaban y se les guardaba su sitio pues vinieron durante seis ediciones y nadie osaba a ocupar su lugar.

Venían el jueves y no levantaban su campamento hasta el lunes por la tarde. En el pueblo eran muy apreciados y entablaron amistad con muchos pilotos. La carrera coincidía con las fiestas del pueblo, se deban sardinadas, costilladas, paellas, chocolatadas a la vez que bandas de música amenizaban las verbenas y al día siguiente ¡a madrugar para arrancar las motos y al monte!

Pues bien, se ponía una carpa con barra de bar que la atendían personas de la organización. Uno de los días un piloto francés se acercó a la barra y pidió a la camarera un “43 cola”, y ella, ni corta ni perezosa y muy dispuesta, comenzó a abrir botellas de Coca-Cola y cuando llevaba unas diez, el galo le advirtió que él lo que quería era una copa de Licor 43 con Coca-Cola. “¡Qué guarrada!”, pensó la camarera. la chica era una abogada de Madrid por lo que “camarera” era un decir… La camarera / abogada, que hablaba francés, ha seguido contando la anécdota años posteriores.

Siguiendo con el relato; el lunes cuando ya se había ido la mayoría de los motoristas, los vecinos celebraban su fiesta: “La Diana”, que consiste en una orquestina que va de casa en casa por todo el pueblo con cohetes y bailes. De cada casa sacan comida y bebida para todos los participantes.

Esto os lo estoy contando para que veas la unión de los franceses con el pueblo ya que la banda musical se acercaba al prado donde acampaban estos y ellos sacaban viandas para todos los participantes.

¡¡¡Adieu!!!